Tan solo hace unos momentos, me encontraba en el Jardín de las Estrellas... ¡Qué triste espectáculo de desolación es lo que veía! Casi todos aquellos eucaliptos que una vez sobrepoblaron ese jardín habían desaparecido (quizás tal vez como los sentimientos de ella). Un escenario justo para como me sentía en ese momento. Al llegar, todos los momentos de aquel 30 de noviembre del 2000 vinieron a mi mente, me dispuse a buscar en ese espacio casi desierto de árboles aquel en donde una vez estuvimos bajo su sombra... En su lugar, solo hallé un viejo tronco que algunas personas tuvieron a bien decorarlo. No quise acercarme, quizás tal vez porque los recuerdos me hubiesen triturado; lo único para lo que tuve el valor fue tomar una fotografía. No tengo idea del tiempo que estuve allí, tampoco tengo idea del por qué fui a ese lugar, recuerdo que originalmente iba de la central de autobuses a Plaza del Sol; ¿Cómo iría de distraido que había abordado otra ruta y para enmendar mi camino estaba caminando por la calle del parque de las estrellas? (Más bien cómo estaría concentrado pensando en ella que me perdí en la maraña de rutas de autobuses). La idea es que estaba en un lugar prohibido de asistir gracias a mi mente. Ignoro también todo lo que tuve que caminar para regresar al camino original, pero si creo que fueron más de 2 horas las que caminé sin descanso... ¿Y qué gané con todo esto? Gané la pérdida indiscriminada de tiempo en intentar navegar dentro de mi mente bajo una intensa tormenta que mi subconciente creó.
Un espacio en donde tiene lugar un breve show cómico, trágico y literal que intenta descifrar todo lo que hay en este cerebro... enfermo en fase terminal de desamor...
20 marzo 2005
07 marzo 2005
Día 84... Sucedió en un sueño...
En aquel día no había nubes en el cielo a pesar de ser temporada de nubarrones, pero sin embargo intuía que algo malo podría pasar. Mis manos comenzaban a sudar presas de una angustia de la cual no podía discernir su origen; el corazón me latía a un ritmo más acelerado de lo normal, más sin embargo trataba de disimular ante ella aquella inusual mezcla de emociones. "Hénos aquí una vez más - comenzé a dialogar - tú y yo charlando y intentando de nueva cuenta aclararnos muchas cosas"; ella, con una desesperante calma, tan sólo emitía una mueca en su rostro que no supe descifrar si acaso era una sonrisa. "Si - agregó tajante ella -, es verdad, tan solo somos dos locos hablando siempre de lo mismo, decimos muchas palabras, más no articulamos una sola frase coherente". "Tienes mucha razón - respondí -, es una pena que todo termine cuando en realidad jamás hubo un principio, fue algo así como cuando sueñas y te das cuenta de que nunca fue real; tal vez equiparable a una dulce pesadilla que acecha nuestro descanso cada noche en que cansados estamos, una flama que al inicio es un calor reconfortante, pero sin embargo te llega a calcinar la carne". "Es verdad - acotó ella -, es una manera muy poco usual y muy anormal de tener un sentimiento: Vivir alimentándose del dolor y sufrir de éste para poder sobrevivir o también como hace tiempo te dije que amamos al morir y amamos al matar".
Por unos instantes guardé silencio y reflexionaba; sabía que en esas sencillas palabras se encerraba una gran parte de mi vida al lado de esta pequeña gran persona. "Créeme - continué después de una fuerte pero breve lucha interior -, también para mí es difícil descifrar las 4 letras, más creo que la definición más correcta es la que cada persona tiene; y es que por darte un ejemplo análogo, hay quienes afirman que las cebras son animales blancos con manchas negras y habrá gente que te afirme lo contrario". "Tal vez - dice ella - cada persona debe tener su particular visión de lo que son las 4 letras". "Y dime - pregunté sin querer dejar pasar la oportunidad de saber un poco más de ella -, ¿Cuál es la visión que tienes respecto de este espinoso tema?" Ella por fin me dejó ver una sonrisa mientras con una ternura casi infinita me dice: "Ay precioso, eso tendrá que ser algo que tú solito llegues a descubrir, si en verdad tienes tanto interés como me cuentas, sabrás llegar rápidamente a la respuesta, o mejor aún, llegarás a encender una pequeña llama que rápidamente arderá y que sólo la muerte podría extinguir".
No podría explicar bien la onda cálida que sentí que emanaba de su cuerpo, pero rodeaba mi cuerpo como si de un abrazo se tratara; y ya con una sonrisa casi tatuada en mi rostro le dije: "Tan solo somos un par de almas cortadas por una misma tijera, dos seres que buscan en el infinito universo las respuestas que tenemos justo en nuestras narices, atormentándonos con algunos de nuestros temores y a la vez disfrutando de cómo cada fibra nerviosa de nuestro cuerpo explota llena de emoción de saber el alcance o evolución que provocamos en el otro". Ella giró su cabeza y como respuesta, sus pequeños ojos color caramelo introdujeron toda la fuerza y ternura de su mirada en mí. Sin dejar de verme, tomó mi mano y acercó sus labios a mi mejilla dándome un suave beso, y una vez que separó sus labios de mi rostro murmuró: "Recuerda, es un pacto que tú y yo hicimos, lo nuestro es un vínculo de un sentir fuerte y sólido". Y sin dejar de verme ni un solo momento, se despidió con una tierna sonrisa que aún hoy guardo fielmente en mi memoria...15/02/2003 - 09/06/2004 - 07/03/2005
01 marzo 2005
Día 83...
"Ahora ya no está a mi lado, está de nuevo en el paraíso, y yo estoy en un infierno sin ella; realmente nunca fui consciente del tiempo que estuve a su lado, pero lo disfruté tanto que a mí me pareció toda una vida..."
Ella fue un ángel, fue como la gota matinal que baña los pétalos de una rosa, una caricia auditiva en los albores de la mañana y al ocaso del día; un suave calor emanaba de su cuerpo cuando me tomaba de la mano. Ella fue la orquídea que con su perfume vino a alegrar el viejo jardín marchito de mi corazón, pero sinceramente ahora veo que de nada sirve el recuerdo si ella no está a mi lado... 01/03/2005
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