Miramos la luna ámbar y otra vez nuestro jardín secreto está de luto por la ausencia de vuestros besos mientras nuestro sueño es deliciosamente oscuro. Sin darnos cuenta detenidamente, algunos fragmentos de la luz azabache se rezagan en vuestro cabello al tiempo que danzáis algunas melodías que componéis en vuestra mente, mientras el astro se divierte con vuestra figura dibujando cual niño vuestro cuerpo sobre el mío, y sin embargo sonreís...
Veo las estrellas que tímidamente se asoman de entre las nubes como se van reflejando en vuestros ojos al tiempo que la expresión de vuestra mirada me grita en silencio mil palabras, todas aquellas frases que siempre reprimisteis; sin profanar el silencio que nos cobija en esta noche, tomamos nuestras manos, y al unísono mencionamos nuestra frase favorita mientras nos fundimos en un abrazo bajo la bendición y complicidad de la luna.
Vuestra presencia debilita el raciocinio habitual que suele anidarse en mi mente, y es que con la dulzura de vos, la pesada losa de la vida puede ser tan bella, así que me dejo llevar con vuestra cálida compañía y me pierdo en la inmensidad del tiempo.
En las sombras que el sol va exponiendo al alba en el espacio finito de nuestro jardín furtivo, muestra a nuestros cuerpos suspendidos en ese abrazo que la luna consintió, mientras en la dicha que nos propició el astro nocturno, despliega un aura incandescente que nos ha ciega por unos instantes; ése deslumbramiento de nuestros ojos vacíos de las estrellas que nos cobijaron nuevamente nos invitan a que al ocaso retornemos al pequeño paraíso que celosamente resguardamos, mientras nuestras voces silenciosas cariñosamente lanzan una despedida con un poco de nostalgia por la breve separación, así nuestro breve sueño llega a su fin, para anhelar el resto del día que éste llegue al crepúsculo y acudir gustoso a ver de nuevo a tan bello ángel que cada noche me acompaña… 03/07/2008

Vuestra presencia debilita el raciocinio habitual que suele anidarse en mi mente, y es que con la dulzura de vos, la pesada losa de la vida puede ser tan bella, así que me dejo llevar con vuestra cálida compañía y me pierdo en la inmensidad del tiempo.
En las sombras que el sol va exponiendo al alba en el espacio finito de nuestro jardín furtivo, muestra a nuestros cuerpos suspendidos en ese abrazo que la luna consintió, mientras en la dicha que nos propició el astro nocturno, despliega un aura incandescente que nos ha ciega por unos instantes; ése deslumbramiento de nuestros ojos vacíos de las estrellas que nos cobijaron nuevamente nos invitan a que al ocaso retornemos al pequeño paraíso que celosamente resguardamos, mientras nuestras voces silenciosas cariñosamente lanzan una despedida con un poco de nostalgia por la breve separación, así nuestro breve sueño llega a su fin, para anhelar el resto del día que éste llegue al crepúsculo y acudir gustoso a ver de nuevo a tan bello ángel que cada noche me acompaña… 03/07/2008
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