Mater dolorosa, de forma imperfecta pero de vida imperecedera, cual porcelana de la mítica China, de tacto de pétalo de rosa. Ahora ya no importa si el cruel sol de verano seca tus hojas; tu belleza se manifiesta por las formas y no por las letras. Venderás caras las caricias de tus pétalos, hablarás lenguas extrañas, pero seguirás siendo la rosa más bella del jardín de hoja de lata. Quincuagésimo cuarto que visito y vigésima séptima vez que me equivoco, tal vez deberían poner luz de neón en la puerta correcta para no equivocarnos. Toda la melancolía se hace cargo de mis funestos pensamientos y yo no hago nada, tan solo beber de mi agua con saborizantes artificiales y concentrados de jugos vaginales imaginarios. Y mi falsa poesía se hace nudo en los albores de la medianoche, al tiempo que un mosquito se alimenta de mi sangre repleta de tristeza. El concepto de belleza no será ya más el mismo sin su presencia, la orquídea salvaje y Ethel llorarán día y noche si ella no está, de nada servirá el ácido acetilsalicílico, ni el azúcar ni los hielitos en el corazón de los 3 sin su amor, la orquídea ha muerto, Ethel está en mi memoria, pero ¿Acaso yo estoy en su memoria?... 14/08/2003

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