Que la noche te cubra con su negro y te lleve al descanso eterno…
Por la punta del clavel enviciado, recorro las verjas oxidadas de la casa del amor. Con mi clásica mirada de dolor mutilado, veo todas las cosas que transcurren con mucho terror. Hoy la fortuna me ha abandonado, y en mi cuerpo, no existe más que el dolor. El día ha comenzado con un llanto descerebrado, y mi alma, ¡Ah mi alma! Es un poste viejo que yace en la cubierta del navío, que aunque olvidado, aún se aferra a las costas de su piel. El plasma recorre aún mi cuerpo, pero ya no arde como en aquel funesto día en que ella, ¡Ella! Me enterró alevosamente su bella pero afilada daga en la parte baja de mi corazón. Y allí habita desde entonces, viendo como le arde hasta la válvula tricúspide… 21/07/2003
Por la punta del clavel enviciado, recorro las verjas oxidadas de la casa del amor. Con mi clásica mirada de dolor mutilado, veo todas las cosas que transcurren con mucho terror. Hoy la fortuna me ha abandonado, y en mi cuerpo, no existe más que el dolor. El día ha comenzado con un llanto descerebrado, y mi alma, ¡Ah mi alma! Es un poste viejo que yace en la cubierta del navío, que aunque olvidado, aún se aferra a las costas de su piel. El plasma recorre aún mi cuerpo, pero ya no arde como en aquel funesto día en que ella, ¡Ella! Me enterró alevosamente su bella pero afilada daga en la parte baja de mi corazón. Y allí habita desde entonces, viendo como le arde hasta la válvula tricúspide… 21/07/2003
No hay comentarios.:
Publicar un comentario