23 enero 2007

Día 109...

Esto que ves en esta cajita es mi corazón, he decidido entregártelo. Puedo asegurarte que no es latoso; al contrario, tiene mucha paciencia y no te causará molestias. A veces suele traumarse con la obtención de la perfección, aunque sabe en el fondo que ésta es sólo una utopía. Puede tratarte con todo el cariño que te puedas imaginar, no requiere pilas ni electricidad, su alimento es tan sólo el cariño que le llegues a dar. Es muy flexible, ya que no te absorbe en tu tiempo ni en tu espacio; ah, pero no creas que por eso no llagará a preocuparse por ti. Por las noches, velará en tus sueños y te abrazará con ternura inmediatamente después de que detecte que tienes una pesadilla, besará tu mejilla y te recitará pensamientos hasta que, con una sonrisa en tu rostro, vuelvas a dormir. Razona mucho, y quizás por este motivo a veces se contradiga, y es porque en veces, la intensidad de sus emociones sobrepasan a la intensidad de sus razonamientos, siento que esta es la única razón por la que podrá parecerte latoso; incluso, yo a veces no lo soporto, pero no es por esta razón por la que quiero entregártelo, si lo hago es porque he notado que tú me podrías ayudar a cuidarlo. Creo que podría escribir y escribir, hablar y hablar, pero no sería más que redundar, así que me gustaría que tú puedas corroborar la veracidad de mis palabras; pero eso si te puedo advertir: Él solito logrará abrir tu corazón; no necesita mucho para crecer, sólo un rinconcito de tu mente y después ya que llegue a desarrollarse, en una pequeña habitación de tu corazón… 31/07/2003

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