Ayer fui tarde a casa de Tinta, la verdad no tenía ganas de ser inquirido por Laura o su esposo, además, tenía el temor de que olvidara mi promesa de no comentar nada de los trámites que estoy haciendo para Tinta y se me saliera algo.
Cuando doña Julia (la mamá de Tinta) me dió las actas de nacimiento, obviamente nos las ví allí ya que podían descubrirnos. Tuve que mentir de mi procedencia a la familia menos a doña Julia para no levantar sospecha alguna, incluso ya cuando se retiraban Laura y su esposo a Guadalajara, se ofreció ésta a llevarme pero la verdad no me agradaba nada la idea de ir soportando al esposo y a la señora que los acompaña, así que lo más cortésmente que pude, les dije que me quedaría un poco más de tiempo. Ya dieron las 19:20 y les dije a doña Julia y a Irene que me retiraría y poco me faltó para perder el último autobús a Guadalajara por estar platicando con ellas.
Estando abordo del autobús, quise ver el acta de nacimiento de Tinta y me conmovió bastante ver su huella dactilar ¡Julieta de bebé era muy pequeñita! Era diminuta la huella que no pude evitar dejar escapar la mente e imaginarme a Tinta, y era como si pudiese cargarla...
En fin, una vez más, una bonita tarde como casi todas las que he vivido allá en Zacoalco, aunque sólo hizo falta la presencia de Tinta para que fuese perfecta...
13/11/2005
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