Quién me podrá refutar que en los días nublados no se pueda encontrar la alegría?...
Caminaba entre las rocas, los rastros de una tormenta aún yacían sobre el camino rojo, el calor era sofocante, pero la alegría de saber que estaba tan cerca de mi ángel hacía que mi corazón latiera atropelladamente. Estaba allí, frente a la roca en donde perdí el equilibrio tras un dulce beso, donde por unos instantes mis instintos de conservación se hicieron a un lado para poner mi cuerpo como protección. Y mientras dejaba testimonio de mi visita en una pantalla, me dirigí hacia la morada de aquel ser. Ella estaba como en los cuento de hadas, dormitando mientras esperaba paciente a que ella abriera los ojos para así poder admirar por una vez más ese rostro que más de un suspiro y escritos me inspiraron.
Había sucumbido a la tentación, pero no de la manera en que la evitaba, se me había cumplido un sueño que acariciaba desde el mes con el que inicia el año... Por fin la tenía ante mis ojos, por fin podía escuchar su dulce voz, tocar su piel, creo sin lugar a dudas que cada célula de mi cuerpo estaba atento a todo movimiento que ella hiciera; sin riesgo a equivocarme, un día perfecto aunque no exista la perfección...
11/07/2004
Caminaba entre las rocas, los rastros de una tormenta aún yacían sobre el camino rojo, el calor era sofocante, pero la alegría de saber que estaba tan cerca de mi ángel hacía que mi corazón latiera atropelladamente. Estaba allí, frente a la roca en donde perdí el equilibrio tras un dulce beso, donde por unos instantes mis instintos de conservación se hicieron a un lado para poner mi cuerpo como protección. Y mientras dejaba testimonio de mi visita en una pantalla, me dirigí hacia la morada de aquel ser. Ella estaba como en los cuento de hadas, dormitando mientras esperaba paciente a que ella abriera los ojos para así poder admirar por una vez más ese rostro que más de un suspiro y escritos me inspiraron.
Había sucumbido a la tentación, pero no de la manera en que la evitaba, se me había cumplido un sueño que acariciaba desde el mes con el que inicia el año... Por fin la tenía ante mis ojos, por fin podía escuchar su dulce voz, tocar su piel, creo sin lugar a dudas que cada célula de mi cuerpo estaba atento a todo movimiento que ella hiciera; sin riesgo a equivocarme, un día perfecto aunque no exista la perfección...
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