12 diciembre 2004

Día 19...

Mi alma es como un pasillo, largo, oscuro y vacío. Un pasillo sin decoración en donde todo es gris y silencioso. Así también es mi mente, un pasillo en donde corro a esconderme cuando quiero llorar y no quiero que nadie me vea. Donde casi nunca dejo que nadie entre, pues ahí es donde realmente soy vulnerable, lo que realmente soy lo escondo con recelo en uno de los cofres en donde solo yo tengo la llave. Secretos y más secretos escondidos dentro de mi mente y de mi alma. Secretos que lastimarían a mucha gente, secretos que podrían matar el alma de la persona que amo. Aún así los escondo, los disfrazo, envuelvo mis emociones en una máscara en donde a nadie le muestro lo que realmente soy. Pero ya estoy cansado de ésa máscaras, de las mentiras y del engaño. Estoy cansado de luchar por algo que intento ser, por alcanzar aquella luz, por volver a tener alas. Me siento cansado. No sé si será el destino o que mierda será, pero cada vez caigo más y más profundo en lo oscuro del alma humana y no puedo detener la caída, simplemente no puedo... o no quiero. Sé que es cuestión de tiempo, a lo mejor hoy, quizás mañana, tal vez dentro de unos días, meses o años termine de caer y toque el fondo. Pero sé que cuando lo haga las heridas que causaron la caída nunca se cerrarán, sé que habrá llantos pero no serán los míos; sé que un corazón se romperá, pero no será el mío, pues el mío ya está destrozado, ése ya no tiene arreglo, es negro como la noche del día en que te perdí; que cada día me recuerda que aún sigo vivo, pero frío como el horror que sentí al creerme morir y descender por el abismo, sin vida, sin esperanza... 13/02/2002

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