Bienaventurados los sensibles, porque ellos sufrirán con dolor y en esperanza del dolor y la esperanza de las gentes que caminan como zombies por la tierra. Bienaventurados los de la palabra, la idea y las promesas, porque de tanto equivocarse cada día, irán dejando jirones de su cuerpo detrás de cada esquina. Bienaventurados los que se rinden porque no creen en la lucha, ni cuerpo a cuerpo, ni verso a verso, y serán recogidos en las trincheras del olvido y del ridículo. Bienaventurados los mansos, los pacíficos, los que lloran a menudo, los que ríen sin consuelo, los que navegan al socaire de los vientos del egoísmo y las miserias. Bienaventurados los poetas que cantan lo imposible sabiendo que su canto no se escucha más allá de sus gargantas desgarradas, más lejos de sus páginas cubiertas de intenciones bienpensantes. Bienaventurados los ingenuos, los que siguen creyendo en las manos abiertas y limpias aunque se las ensucien a menudo con escrementos de sangre y odio. Bienaventurados todos, porque de vosotros es el reino dulce de la esperanza... 16/08/2001
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