Tengo frío, tengo mucho frío, y aunque estoy recostado, corro por los pasillos de mi mente, asustado. Hace apenas unos minutos atrás, el vacío, la soledad y la melancolía me vencieron; y tú, extraviada en la inmensidad de tu espacio personal, liberándote, sintiéndote cada vez más alegre, más viva, reencontrándote. Ahora te sientes más libre, pero de seguir así, pronto estaré muerto. No sé bien como pasó, recuerdo mi mirada (reprimiendo ésas malditas gotas que se asomaban en mis ojos), reflejándose sobre ese espejo, y una luz, suave y atractiva brillaba en mis manos, en mis dedos. Me recosté en la bañera, y el agua se tornó roja. “Cierra los ojos –pensé-, ya todo terminó. Ella no ha ganado, escúcha como grita en tu interior como un chiquillo asustado, sabe que se acerca su final, sabe que se acerca la hora de tu triunfo, y se acerca la hora de su adiós definitivo. Y una luz iluminó mi lecho de descanso eterno, no era una luz que irradiase calor, sino vida y paz. Y así te vi descender, excelsa y maravillosa. La luz que daba en mis ojos no dejaba que pudiera verte el rostro, mas eso no me impidió reconocerte. Tus blancas alas, se batían hacia mí, como si quisieras abrazarme, como si quisieras rozarme con ellas causándome un exquisito placer antes del inevitable final. Tus manos se posaron en las mías y mi vida dejó de escaparse. Volví a sentir el calor y la vitalidad en mi cuerpo, luego sacaste una espada de cegadora luz que ardía con la intensidad de fuego y lloraba a cada golpe que dabas matando a mi oscuridad. Ahora ya no estás, estás de nuevo en el paraíso y yo estoy en un infierno sin ti; realmente nunca fui consciente del tiempo, pero a mi me pareció toda una vida. Una vida que pasó delante de mis ojos, desde el momento en que nació este cuerpo mío, hasta el momento en que nos besamos, que fue cuando me di cuenta de que habías hecho renacer a mi alma. ¿Qué extraño, no crees? Recuerdo muy bien que nos hayamos besado, y eso es porque aún estamos conociéndonos. Vuelven mis sentidos, el ruido de las gotas de agua cayendo sobre la bañera, el sonido del televisor en el otro cuarto, y el sabor de tus labios sobre los míos... 10/02/2002
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