12 diciembre 2004

Día 52...

Y en besos de sangre, en pedazos de labios, en un trozo de lengua... ¡Ah muerte bendita! ¿Por qué rayos te niegas a acudir en mi auxilio? Si hay un ejército de buitres rondando cerca de mi cuerpo.¡Ay de mí! Ya no tengo llanto que derramar y tampoco tengo un trozo de alma al cual le puedan hacer más jirones. Desnudaron la parte inexplorada de mi alma y le dieron 215 mordidas, dejándome así sin parte que ofrecer. Esperen, ¿Dicen que puedo ofrecer mi corazón? ¡Pero si de mi corazón sólo quedan cáscaras! ¿A quién le puede interesar las cáscaras? Tengo una idea, ¿Hay acaso algún lector que me pueda obsequiar un poco de resina epóxica? Quizás entonces, pueda rodear a una piedra con las pocas cáscaras de mi corazón; y es posible, pero no lo creo abiertamente, pero a lo mejor podría engañar a alguna mujer que no sea muy ambiciosa. Tal vez con un poco de paciencia, pueda encontrar una piedra que tenga la forma de mi antiguo corazón; pero, ¡Ah! ¿En dónde se supone que hallaré otra alma para poder ofrecer? Caray, parece que la situación comienza a complicarse… ¡Sí! ¿Quizás si tomo un poco de agua del mar y la evaporo?, ¡Muy cierto! Tal vez así hasta pueda presumir que mi alma tiene un sabor salado, algo así como si probaran mis lágrimas; y si, a fin de cuentas hay demasiada agua en el mundo, y juntando las piedras necesarias con las formas de mi viejo corazón, tal vez pueda tener millones de oportunidades para seguir ofreciendo partes de mí. ¡Rayos! Pero hay un problema, ¿Qué pasará si me encuentro a alguien como aquella que me metió en esto? ¿Qué podré ofrecerle? ¡Ya sé, ya sé! A lo mejor se conforma un rato si le invito un café de olla endulzado con piloncillo, ¿Qué más? ¿Qué más? ¡Ah si! La llevo a comer unas tortas ahogadas o carnitas de cerdo acompañadas de una cerveza de barril ¿Pero si ella pidiera más? Bueno, podría recitarle mis más recientes pensamientos o escribirle algunos nuevos y mostrarle la complejidad química del mundo que le rodea. Híjole, suena muy bien todo eso, pero, ¿Y si no está conforme con todo esto? Ah, sencillo, pues le diré que ya son sólo jirones de mi alma los que quedan para poder cobijarla y protegerla; y por supuesto, no pueden faltar las cáscaras de mi corazón como botana y los restos de mi sangre alcoholizada como bebida… 30/08/2003

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